22 ago 2012

Pongamos que hablo de Madrid

No necesito grandes cosas, insisto constantemente en esta idea. Cualquier momento por pequeño, corriente e incluso estúpido que sea se graba en mi memoria. Y lo disfruto, reirte con tu amigos, comprarte pulseritas con la amiga con la que hace años lo hacias, tener charlas trascendentales o simplemente tumbarte de noche en la playa y gritar porque has visto una estrella fugaz.


Simple puede ser palabra, pero lo pequeño es la base de lo grande. Este dicho lo puedo extrapolar a una o varias personas. Enanos que son muy grandes. Personas que siempre siempre te tienden una mano. Que te cuidan desde la distancia, que saben cuando conviene preguntar y cuando no. Te cojen la mano fuerte y caminan de tu lado, te acompañan hasta la puerta de casa.


Y en ese momento se produce la magia, la charla que quizás has esperado todo el verano, pero que por miedo o circunstancias de la vida no se había producido. Darte cuenta que dentro de tu locura hay mucha cordura. Que la sinceridad la valoramos por encima de todo, incluso hasta cuando duele. Tener claro que hay gente que valora lo mismo que tú. Saber que los cimientos sobre los que queremos construir cualquier relación en nuestra vida son la sinceridad, la confianza y el valor.

No tener miedo, dejarnos llevar y sentir. Porque los dos lo sabemos, no somos capaces de quedarnos con nada dentro ni de albergar un y si....Compañeros de la política de arriesgar, de simplificar la vida, de no quedarnos en la precaución o en la protección. Siendo conscientes de los riesgos que corremos cuando nos exponemos, pero asumiéndolos. Te quiero mucho mucho....y creo que lo sabes.

Si vamos a jugar la partida más vale que sea con todas nuestras cartas.

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