Sientes que el estómago se encoje, te cuesta respirar profundo, la cabeza no deja de pensar en aquello que no quieres, sientes presión en la cabeza, tiemblas sin frío, y pierdes la luz que habitualmente te caracteriza. Luchas por imaginar que es un mal sueño que realmente no está volvíendote a pasar aquello que tanto temías.
Y de nuevo, otra vez a empezar. Sabes que el tiempo corre, que has sacrificado mucho para que funcionase. Pensabas que ya estaba tu vida resuelta, que pocas variaciones habría en tu futuro sobre el plan que diseñaste.
Pero la vida es así, cuando crees que tienes todo atado, te sorprende. Pasan cosas que nunca imaginaste, se incumplen palabras y promesas en las que confiaste. Intentas adivinar las causas, que ha faltado o sobrado, si el problema es tuyo o del resto. Se desvanece todo, pero comienza también TODO.
Ahora entiendo que es un momento de dolor, y la vida está llena. Pero no vale anclarse y dormirse, tienes que volver a remontar sea la segunda, la cuarta o la décima vez que te caes.
No vale rendirse, ni siquiera es una opción.
Pocas personas conozco con tanta fuerza y afán de superación, por mal o injusta que sea la vida contigo, no seas injusta TÚ con la vida. En momentos como estos pocas palabras consuelan y pocos abrazos calman. Pero el tiempo ya sean días, meses o años hará que poco a poco duela menos. Aunque grabe a fuego la experiencia.

No hay comentarios:
Publicar un comentario